lovely, you are lovely.

viernes, 15 de junio de 2012

Directa al cerebro.

Mal día. Mal día para pensar, mal día para sentir. Es un mal día, un día en los que aunque hace sol, estás fría, un día rojo como en Desayuno con Diamantes, un día negro, cómo en la rutina madrileña. Mal día para fijarse en miradas, en caricias o roces, mal día para intentar que nada salga bien. Mal día para reír, mal día para llorar. No es que me haya levantado de la cama con el pie izquierdo, es que me he caído haciendo un doble mortal con tobillos flojos y caída de espaldas.


¿Cómo se puede volver a ser igual? - pensó entre suspiros- ¿Cómo se puede querer lo que querías antes? ¿Dónde está la seguridad de saber lo que querías?  De dónde estabas. Es el puto abismo que se repite según acabas de saltarlo, no es el final, no tendré tanta suerte. Una payasa del circo que es la vida, eso es lo que soy. Una de esas de la sonrisa pintada y que viste de colores, una de esas que hacen reír a los demás con sus tropiezos. - la muchacha se desplomó en el sofá- Ni si quiere tengo un cuerpo que me ofrezca algo de consuelo, ni siquiera tengo ganas de consolarme yo sola. ¿Era eso lo que sentía cuándo se tocaba fondo? Nada. No sentía nada, excepto decepción, decepcionada de ella, y de la gente con la que pensaba que podía contar. Tocando fondo y sin saber como se toma impulso, si doblaba ambas rodillas, se podía hacer daño, sí solo doblaba una no tendría la suficiente fuerza,
¿Mejor lo malo conocido que lo peor por conocer?
¿Y si sale bien?
¿Y si no me caigo?
¿Y si fallan las piernas?
¿Y si hay algo más abajo que el fondo?
¿Sigo bien?
¿Sigo viva?
- Sigo viva.- El eco de su voz en el frío cuarto de invitados sonó seco. 'Boom' 'Boom' el corazón seguía latiendo. Dicen que si disparan al corazón, el cerebro puede seguir funcionando unos minutos más, pero que si disparan al cerebro se muere en el acto. - ¡QUÉ MÁS NECESITÁIS PARA DEJAR DE DARLE IMPORTANCIA A LOS PUTOS SENTIMIENTOS, ESTÚPIDOS CABRONES! - Su boca gritaba, su ojos callaban y el corazón era callado. La pequeña payasa comenzó a llorar, a gritar y a destrozar, para mostrar al mundo cómo de rota estaba por dentro. Nadie la oyó, porque una vez más, estaba sola.

1 comentario:

  1. Dios, he podido identificarme con ella, es super triste, sí, pero super real. Pienso que de no ser gracias a mi novio y a mis blogs en los que me expreso escribiendo... yo también estaría sola, muy sola.

    Besitos, y ten cuidado la próxima vez que te levantes, pon algo acolchado en el suelo que los dobles mortales hacia atrás y con los tobillos flojos son peligrosos!!! xD

    ResponderEliminar