lovely, you are lovely.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Tres semanas con hielo y deja la botella.

Otra copa, y otra, y otra más. ¿Quién paga? A esta pobre diabla no la queda más dinero, ah, ese hombre de allí, el de la camiseta blanca la está invitando. ¿Qué quiere de ella? La está tocando debajo del vestido. Puto vestido- piensa-, demasiado fácil de manosear. Pero no aparta al desconocido que la acaricia entre las piernas. Todo da demasiadas vueltas, ¿Por qué da vueltas? Sólo había salido a tomar algo con Marie. Sin pasarse habían dicho, y una copa y a casa, afirmaron. Y ahora estaba sola, y sin saber nada de su vecina de arriba que, por suerte o desgracia, era su hermana mayor. 
- ¿Vamos a mi casa? - susurró el desconocido.
No, era lo que ella quería decir.
Eshta... bi...en, vae..., fue lo que dijo.
Al parecer no  había sido una copa y a casa. El hombre sacó su mano del vestido, y la sacó del bar. Ahora aparecería Marie echándola la bronca, ¿no? Sarah no paraba de reírse, y eso que aquél desconocido le daba de todo menos risa. No se acuerda del trayecto. Los siguientes consejos son muy liosos. Cómo imágenes de un albúm, Una copa más, llamó al albúm mentalmente.
Casa mugrienta, oscura. Cama incómoda, caída hacia cama incómoda. Un cuerpo encima suyo, notaba el peso. Besos en el cuello. Vestido fuera. Ella en la cama medio inconsciente, sin pensar. Manos tocándola, mucho tocar, poco beso. ¿Esto era bueno? No, no lo era, ella lo sabía, pero no tenía fuerzas para decirlo. Bragas al suelo. ni siquiera se ha molestado y quitarme el sujetador, pensó nuestra pequeña borracha. Oye una cremallera, ve cómo se baja los pantalones. Saca algo, ¡¡¡¡¡¡¡un pene!!!!!!!, chilla Sarah.
- Si que estas borracha, nena.- voz fea. 
No jodas, estúpido cerdo, ¡ENCIMA LA TIENES PEQUEÑA! pero eso ya no lo dice. Sólo quiere dormir, mierda, nota algo dentro de ella, ¿qué es? Mierda doble. El estúpido cerdo del pene pequeño se mueve arriba y abajo sobre su cuerpo. Mierda triple. Está follando. Aunque está en medio del acto sexual se da cuenta de que el alcohol sí que atrasa su cerebro.
- Tranquila, llevo condón.
OH, MENOS MAL. El imbécil que está gozando lleva condón, no tendré pequeños cerditos correteando por el jardín. Ah, claro, vivo en un octavo, ¡NO HAY JARDINES! ¿por qué no para ya? Ella ni siquiera lo nota, está anestesiada por el alcohol. Él cae a su lado. Por fin pueden dormir.
Lo siguiente sólo se podría describir con una palabra: ASCO. 
Asco a sí misma, asco a lo que ha hecho, asco al tipo que su tumba a su lado, asco por todo. Asco por ese vestido que se pone rápido, asco por ese piso, asco por el alcohol, asco por la noche. Una vez en su casa, sobria, aunque no del todo presente, intenta llamar a Marie.
Nada. Intenta llamar otra vez. 
- ¿Sí?
- Marie, ¿Dónde coño estabas? ¡Me dejaste sola! ¿cómo pudiste hacerlo?
- Para el carro, cielo. ¿dónde te escondes?
-  Ahora estoy en casa.
Lo siguiente que oye son unos martillazos grandes en su cabeza, cómo le duele. Otra vez los martillazos, puta resaca. Otra vez. Y entonces es cuando se da cuenta de que están llamando a su puerta.
Abre, y allí está Marie, más fresca que una rosa, ella si que tomó una copa y se fue.
Le cuenta lo que recuerda de su velada, Marie se ríe, a pesar de ser su hermana mayor, ya sabe cómo son las travesuras de Sarah. Más risas, ¿está fumada?  piensa Sarah.
Nunca la ha tratado cómo a una hermana pequeña, ambas han sido siempre unas niñitas de papá, y lo saben. No se han cuidado porque eran demasiado independientes, pero... ¿Dónde está el amor? Se tienen que conformar con ser buenas amigas, y con tener de hermanas a otra gente.
- Es triste ver cómo vendes tu cuerpo por alcohol.
- ¿Me estás llamando borracha?
- Sarah, tienes un problema con el alcohol, lo sabes.
Y es cierto, Sarah había estado en dos centros de desintoxicación. Y en muchos hospitales.  Es la tercera noche que sale de fiesta en un año entero.
- Marie, el alcohol mata bacterias,  ¿verdad?
- Verdad.
- ¿Y por qué no mata al puto cáncer que me está devorando por dentro?

No hay comentarios:

Publicar un comentario