Egoísmo.

Yo también me quiero enamorar en las putas calles de Madrid. Yo también quiero un jodida tarde en su habitación, bajo el humo de su cigarro, desnudos, abrazados bajo las sábanas, con su brazo en mi cintura, su respiración en mi cuello. Yo también quiero que me brillen los ojos mientras hacemos el amor, mientras agotados caemos en la cama. Yo también quiero sentirme protegida, sentirme fuerte o valiente, para querer sin peros.
Pero siempre hay peros, pero siempre seré una cobarde, pero siempre querré con limites. Así que aquí estoy, cruzada de piernas, de brazos, y de mentalidad. Conociéndome hasta el máximo, sabiendo que voy a echar de menos eso por lo que no luché, no intenté, no perdoné. Aquí estoy, queriéndome más, queriéndote a ratos, sabiendo que puedo ser muy buena, sabiendo que puedo ser muy mala. Intentando convencerme de que así será mejor, para ti, para mi, para ambos, para ninguno y para todos.
Cuándo no se puede, no se puede, tampoco se quiere. No nos vamos a hacer daño, así que cambiemos de calles, vámonos cada uno a su habitación, apaga esa colilla y tírala, vístete y suéltame, deja de respirar en mi cuello. Que los ojos brillen porque retienen lágrimas, que no caigamos en la misma cama. No me protejas, seamos débiles, y ódiame, ódiame por joderlo todo, ódiame por no ser capaz de mirarte a los ojos, de callar tus palabras, pero por favor, ódiame y así no podrás olvidarme.