lovely, you are lovely.

viernes, 18 de enero de 2013

La loca que chilla en los bares

Él llega cansado, abatido tras un día de oficina. Un día gris, de esos que dicen. Suelta el maletín, el abrigo y se sienta enfrente de la televisión, enciende un canal al azar, y hace zapping hasta que para en un documental sobre las Segunda Guerra Mundial. Bombas, destrucción, eso estará bien, piensa él. No quiere acabar viendo algo que le recuerde a ella, pues recordar puede echar abajo todo ese 'no la conocía tanto, sólo era una cría' que había construido y se había colocado en los labios cuando alguien le preguntaba. Aunque poca gente le preguntaba, ella había sido un secreto, oscuro y especial. De todas formas, ¿cómo iba a interpretar la gente que él, alto ejecutivo, con 24 años, se haya quedado gilipollas por culpa de una niña de 17? Ni pies ni cabeza. Aun no supo que vio en ella. Quizás una forma de evadirse. Todo empezó cómo un puto juego, un poco de sexo en su apartamento, un sábado dando vueltas por la calle, luego empezaron las llamadas, y luego esperar a que los padres de ella se fueran de casa, cómo cuando era un adolescente hormonado. Todo esto llevó consigo la necesidad, el verse todos los días, echarla de menos. Y cuánto el más quiso amarrarla, más se escapo ella. Hasta que se fue, solo dijo 'No me llames mañana, ya te llamaré yo'. Y ella no llamó, ni contesto a los SMS, ni a los e-mail. Hasta que él se dio cuenta, ella se había ido sin avisar, siempre hacia eso, era demasiado independiente.
Sonó el timbre de su casa. Desganado, se paso una mano por la barbilla, y luego por el pelo, se levantó y abrió la puerta, no había nadie. Maldijo en voz baja, pensando que seria algunos de los hijos del vecino de al lado y justo fue cuándo percibió algo en el aire, un aroma muy familiar. Ella, ella había estado ahí, nadie huele cómo ella. Baja la vista y ve un sobre. algo arrugado, cómo si hubiera estado en un bolsillo.
Lo coge, lo abre, e inspira.
Expira.
No puede leerlo.
Inspira.
Se le olvida expirar, y comienza a toser estrepitosamente. Deja el papel desdoblado encima del sofá, apaga la tele, va a la cocina, se sirve un Whisky, y saca el tabaco que había guardado dentro del bote de la sal. Estaba dejando de fumar, pero le daba igual en ese momento.
Con alcohol y nicotina se sentó en el sofá, y comenzó a leer.
'Hola, Aitor.
Sé lo que estas pensado. Que soy una dramática, que todo esto podría habértelo escrito por e-mail y ahorrarme todo esto, y no ser tan peliculera, supongo que soy así. Te debo una explicación, yo lo sé mejor que tú. Pero no sé cómo vas a entenderlo. Lo primero que te pido es que no me odies, - Aitor no podría odiarla nunca, le había hecho sentirse vivo durante esos meses. - y quiero que me imagines con tres años más. Venga, hazme caso en serio, cierra los ojos e imagíname. DEJA DE LEER Y PIENSA. -Aitor se ríe, sigue siendo la misma. Cierra los ojos y la imagina, guapísima, con el pelo más largo y más claro, con esa boca un poco más mujer, con una mirada más serena, menos desesperada, con menos grietas...- Bien, haré que me creo que me has hecho caso. Pues cuándo sea así, sé que estaré contigo. Espera, con esto no quiero decir que nos vayamos a ver mañana. Aitor, te quiero cómo no he querido, sé que eres esa historia especial. Quizás el hombre de mi vida. No lo sé. ¡Tengo 17 años! No sé nada. Y tú siempre lo sabias todo. Eres un sabelotodo muy tonto. - Una sonrisa asoma en los labios de aquél confundido chico, porque por cada palabra que lee, es menos hombre, y más niño.- Siempre has tenido todo en tu mano, a las mujeres detrás de tu culo (ya sabes que adoro tu culo), y los problemas resueltos. Has sabido lo que es el cariño, has visto en los ojos de tus padres el amor, de tus amigos la amistad, y de todas esas ex tan perfectas algo del amor. Yo no soy inexperta en todos esos aspectos. El problema es, Aitor, que no necesité todas esas veces que venías. No quería toda esa atención, que me cuidaras tanto. No quería ese miedo tuyo a que me fuera a romper. ¡Necesito otra cosa! Necesito alguien que venga cuándo sepa que lo necesito, no cuándo haya sido una rabieta mía para llamar la atención. Alguien que me haga irritar (tú eso lo hacías muy bien, no te preocupes), alguien que me insulte cuándo le insulte, pues si no, me sentiré mal cuándo yo descargue mi rabia contra él. Sé que querías lo mejor para mi, pero no puedo convertirme en alguien que vayas a llevar a la cena de Navidad con tus compañeros de trabajo y no abrir la boca. O esperar que no discutamos en medio del bar en el que estábamos bien hace 5 minutos, (eso fue culpa tuya, no haber coqueteado con la camarera). No lo sé, yo tampoco me entiendo. No puedo ser lo que tú quieres que sea,  y eso me crea muchísima impotencia, no ser suficiente para ti ha sido un palo duro. Por eso no he vuelto hasta hoy, para que supieras que aunque te echo muchísimo de menos, y desde que no discuto contigo y luego me besas, (y la reconciliación, jajajajaja) hay algo que falla. Igual que tú y yo no encajamos, lo haremos algún día.
El día que te des cuenta de que puedes tratarme cómo a una cría, y dejarte de tantos refinismos, el día que recuerdes que tengo peor carácter que tú, y que no me asusto si me chillas a dos centimetros que soy una niñata que no sabe lo que quiere. Que soy independiente y no necesito que me lleves y recoges del colegio, que puedo irme de fiesta cuándo me apetezca, y no cuándo al señorito le parece bien. Tengo la cabeza suficiente cómo para perderla. Quiero vivir, Aitor, y tú querías protegerme.
No te preocupes, aprovecha el tiempo, ten bonitas historias con mujeres preciosas, haz todo lo que quieras hacer, pero prepárate para cuándo nuestros caminos se junten de nuevo, porque pienso arrancarle los pelos a todas las barbies que te miren.
Yo disfrutaré igual.
Te quiere, a su manera y cómo puede, 
La loca que chilla en los bares.'
Cierra el papel, lo mete en el sobre y lo guarda.
Está muy confundido, y ella también. Claro que ella era suficiente para él.
No debió tratarla cómo a una hermana pequeña, ese fue su gran fallo.
Se levanta, y le da un puñetazo al mueble. ¿Espera o va a por ella?
¿Qué ha dicho ella? Que espere.
Entonces la respuesta es fácil: irá a por ella.
Él ha aprendido una cosa, y es que 'la loca que chilla en los bares' siempre dicen lo contrario a lo que quiere decir, para que se confundan, es así de compleja, enrevesada y jodidamente adictiva. Irá mañana, pues ella espera que vaya esta noche, así ella también sufrirá un momento. ¿Que por qué lo sabe? Porque ''casualmente'' a ella se le debió caer el flyer de la discoteca a la que va. Siempre tan dramática y peliculera. Así de rencoroso y vengativo es él.
Así de natural, es su rara relación de otra cosa que no se llame amor.

1 comentario:

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