Dicen que en las discotecas, en la oscuridad, las manos miran y los ojos hacen el amor. Dicen que en cada esquina huele a sexo y que todas las canciones hablan de amor.
Dicen que, tras varios cubatas y algún baile, sientes cómo tus rodillas ya no son tan fuertes. Cómo tu cabeza ya no está en tu sitio.

Dicen que solo importa la piel, y el sabor de otros labios.
Dicen que todas las canciones son iguales, pero que las personas son opuestas. Que los tacones comienzan a aparecer abandonados en las esquinas, y los sentimientos también.
Que allí los besos no tienen nombre, ni recuerdo, ni saben a miel. Son puro alcohol, son puro desasosiego y explosión. Son cómo una goma elástica, agarran, sueltan, agarran, sueltan. Sólo sabes que has cambiado de boca porque has cambiado del Ron al Vodka, o quizás al Whisky.
Dicen, que cuándo las luces se encienden y la gente sale, dando tumbos, yo solamente me acordaba de tí. De tu mierda de besos con sabor a mentira, de tu mierda de manos haciéndome el amor, de tu mierda de frase, de tu mierda de canción.
Tú, yo borracha de ti.
Me ha gustado, ha sido muy profunda y esta genial. Es verdad que los amores de discoteca son de una noche (si no que se lo pregunten a mis compañeros que se liaron con varias en Italia una noche y ya no han vuelto a saber de ellas).
ResponderEliminarSigue con este tipo de reflexiones, son geniales