lovely, you are lovely.

domingo, 12 de agosto de 2012

Droga dura, amor que no perdura.

- ¡Tus putos abrazos me daban la vida!- Se oyen los gritos desde mi ventana. La curiosidad me puede y arrimo mi cabeza y observo la escena a través de las cortinas.- ¡Tus asquerosos besos me servían para dejar esa mierda! ¿Pretendes irte? ¿A dónde cojones piensas desaparecer? No tienes nada, ¿Me oyes? ¡Nada!
- Esto no es fácil para mí, porque si tengo algo, ¡Te tengo a tí! Y me voy por tí, para que tú no tengas problemas, ¿Es que no lo entiendes? ¡Si no me voy vendrán a por tí! - El chico moría en cada palabra que pronunciaba. Les reconocí, eran los yonkis de mi barrio, esos de los que mi padre siempre me había prevenido. Yo, a mis ocho años, era muy obediente.- Te convertirás en su esclava, o en su puta, ¡Eso si no te matan! No puedo permitirlo.
Era de noche, tan de noche que en mi casa no había ninguna luz. Ni la de mamá, que siempre se quedaba leyendo hasta tarde. Y en ese callejón no pasaba ni un alma. Bueno, no había alma, porque ambos parecían fantasmas, tan pálidos, tan muertos en vida. ¿Eso que se metían en el cuerpo era lo que les hacía eso? Alguien debería decirles que estaba muy feos, que mejor lo dejaran, porque se les veía tristes. Y yo odio ver la tristeza, cómo a Carlos, cuándo le dijeron que se tenían que cambiar de casa y de cole, lloró mucho y me daba pena.
- ¡Me voy contigo! - Gritaba la chica mientras se lanzaba a sus brazos, dónde estos la agarraron fuerte, muy fuerte, y ambos cayeron de rodillas, supongo que eso era el dolor.
- No puedo permitirlo, princesa. Aquí está tu familia, tu hermana Emily, ¿te habías olvidado de ella? Tienes que cuidarla.
- ¿Y a ti? - Ella le agarro la cara, cómo papá a mamá aquel día que fuimos al campo.- ¿Quien te va a cuidar a ti?
- Tú, pero desde aquí, me cuidarás a mi cuidándote tú. Mirándote por la mañana y viendo lo preciosa que estás. Dejando esa mierda, ¿eh? Prométeme eso, eso lo primero. ¡ Júramelo que lo dejarás! Volverás al trabajo, a ganar dinero, a cuidar de Emily. Estarás con otros hombres, ¡besarás bocas diferentes - La puso una mano en la boca cuándo ella se dispuso a contestar-. Me dan iguales mis celos, mis miedos y tu puto amor homicida hacia mi, ¡Volverás a conocer el amor!
- Suena cómo si no fueras a volver.
- Volveré a por tí cuando pueda, te arrancaré de las manos de cualquiera con el que estés y seremos felices juntos, te lo prometo, pero disfruta la vida, ¡Y deja la droga!
Pobrecitos, pensé. Cómo lloraban, ¿eso era amor? No sé, en las películas no les hacia tanto daño, aunque siempre había una mala o un malo, que los separaba, pero luego volvían a estar juntos. Aquí la mala era esa tal 'Droga'. Que nombre más feo. ¿Verdad?
- Te quiero.
Cerré las cortinas y les dí intimidad para ese último beso.
El amor hacía daño, eso estaba claro, por eso en ese segundo decidí no enamorarme.
También les desee suerte, pero sabía que lo que los amantes necesitaban era un milagro, no suerte.
Porque ese amor, era su droga, y los mataba más que lo que se inyectaban.
Porque él moriría en extrañas circunstancias en las vías de un tren, y ella morirían de una sobredosis al día siguiente. Porque cuándo el amor falta no sabemos ya con que rellenarlo, porque a mis ocho años, decidí no tener que llenar ningún vacío obviando el hueco.

3 comentarios:

  1. Me encantó! Sabes, a veces el amor duele.. pero lo lindo es que puede curar cualquier dolor, incluso los que el mismo genera :)

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  2. Sois de las que piensan que el amor no lo cura todo, pero acepto opiniones.
    Besis y gracias por leerme ::)

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  3. He llorado como una magdalena, cabrona.

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