Nowhere

Estaba cansada de ir siempre a las mismas fiestas, de saludar a la misma gente, estaba cansada de montar en el mismo coche para ir al puto trabajo mientras veía a su jefe, que también era su amante de noches de soledad, acosando a las pobres becarias. Estaba cansada de que el único gran momento del día fuera cuándo se tumbaba en la cama y Calcetines, su siamés, ronroneaba encima suya. ¿Esa era la clase de vida que ella había querido? Se mió en el espejo, ¿podía reconocerse? La respuesta era no. ¿Dónde estaba aquellos ojos llenos de ilusión? ¿Dónde quedaban esos labios rosas? Había caído en el mundo real, de las faldas grises, los maletines de cuero y el corazón helado. 

¿Cuánto hacía que no llamaba a su madre? ¿O a Marie? ¿A Carlos? ¿Dónde había dejado su vida? En seis meses sólo había dado muestras de cariño a su gato, y a veces a Enrique, su jefe, pero más físico que otra cosa. No quería ser así, su burbuja se estaba quedando sin oxigeno, así que necesitaba aire de verdad. Un viaje, pensó. ¿Pero a dónde? ¿Pero con quién? 

LUEGO SIGO.